China busca diversificar la energía que necesitan sus millones de fábricas. Rusia quiere reemplazar un cliente incómodo -Europa- que critica su invasión a Ucrania y no quiere pagar el gas que le entrega en rublos.
A priori parecería que ambas potencias pueden llegar a entenderse y convertirse en grandes socios comerciales, sobre todo en un momento en el que los dos enfrentan una relación difícil con Occidente.
Quien se vería más beneficiado, dicen los analistas, sería Rusia que podría eludir parcialmente las sanciones internacionalesimpuestas a raíz de la guerra en Ucrania.
Conseguiría además colocar parte de la producción de gas que ya no envía a Europa, su mayor cliente.
Los gobiernos europeos han pasado los últimos meses buscando reducir su dependencia energética del Kremlin, que hasta ese entonces suministraba el 40% del gas utilizado por la UE.
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