Alumno que agredió a maestro en Hidalgo acusa humillaciones y acoso

A sus 21 años, Manuel Martínez enfrenta el combate más difícil de su vida, en el que se sabe derrotado, pero del que demanda que la justicia no se aplique sólo contra él.

Pide que también alcance a Ángel Ramírez, el trabajador administrativo que fue improvisado como maestro de Introducción al Sistema Armonizado en la Universidad Politécnica de Tulancingo (UPT), a quien agredió, presuntamente cansado de burlas y humillaciones.

“Me retaba, se burlaba, me humillaba, decía a ver quién quiere hablar, excepto Manuel”…iba, se paraba de su asiento, y se me cuadraba, me ponía las manos en el escritorio, “qué vas a hacer, cállate”, o “Manuel tu cállate”, “quién quiera hablar, excepto Manuel”, imagínese así aguantarlo seis meses”.

Afirma que acudió con las autoridades correspondientes, “nunca fui escuchado, nunca me brindaron ayuda”.

Desde los 10 años practica artes marciales. Su mamá, Eugenia Martínez, recuerda que de pequeño se escapaba desde Tulancingo hasta Tecolutla, Veracruz, para comprar dulces típicos y traerlos a revender para pagar sus clases y el gimnasio.

Manuel reconoce que su proceder no fue el correcto, que en las clases de artes marciales les enseñan a controlar sus emociones.

“Ahí mismo nos han dicho que la disciplina, que la constancia es fundamental y el respeto a los demás, pero aquí no era ni disciplina ni constancia, esto ya era realmente un acoso constante”.
Es el menor de seis hermanos; en unión libre, combinó el estudio con el trabajo, pues su pareja se encuentra becada en el extranjero, a quien apoya…refiere que hasta antes de enfrentar esta situación con el docente de la UPT nunca tuvo situaciones de inseguridad y cuando esto empezó a ocurrir trataba de descargar la frustración en la academia de artes marciales.

“Siempre ahí, si me enseñaron a controlar mis emociones, ahí realmente me iba a desquitar, ahí íbamos contra la bolsa, cuando se hacía sparring y pesar de eso yo todavía me sentía triste, yo no conocía la depresión hasta este momento”.

Su desempeño académico fue de excelencia, incluso impartía un taller de defensa personal en la institución. Un día antes de la agresión, recuerda, no entró a la clase de Ángel Ramírez por atender una solicitud de la universidad.

“Un día antes yo tuve que salir del salón brincándome su clase, no porque quise, sino por temas de la institución ya que se me pidió ir a hacer una sesión de fotos, me hicieron una sesión de fotos a mí y a los chicos que pertenecemos al taller de defensa personal, y que hicieron una demostración, por eso salí”.
Por sus compañeros se enteró que el docente implementó ese día una a dinámica de evaluación inusual.

“El profesor todavía burlón dijo: “hoy voy a hacer una maldad para todos aquellos que me entreguen este trabajo les voy a dar firmas extras, puntos extras”…cabe recalcar que el profe, en su vida o por lo menos desde el primer cuatrimestre nunca había dejado un punto extra, eso ya era personal y aparte a los que no me entreguen sin excepción, así lo dijo, no hay derecho a examen”.

El viernes de la agresión, Erika, hermana de Manuel , trató de dialogar con el docente, sin éxito.

“Lo aborda afuera del edificio, le dice profesor quiero hablar con usted, es acerca de un alumno, el profesor se detiene y le dice muy amable, le dice, dígame… mi hermana le dice es acerca de Manuel, el profesor con una carcajada le respondió si es acerca de Manuel no tengo nada que hablar y dejo tal cual a mi hermana ignorada ahí en pleno plantel”.
Ya en el aula, narra Manuel, el docente lo provocó nuevamente, a lo que “me levanto y le digo profesor dígame cual es realmente el problema personal que tiene conmigo, esa pregunta yo se la vine haciendo desde un mes os meses atrás, siempre el profesor me evadía, esta ocasión enfrente del salón le dije cuál es el problema que tiene usted conmigo”.

Por respuesta, añadió, “dijo Manuel ya cállate y siéntate y se empezó a burlar frente al grupo,: “ya les he dicho chicos, conmigo nade puede ni aquí adentro ni allá afuera, hay mucha gente que me respalda”.

“Yo me siento, ya me sentía muy triste, de hecho, me salieron unas lágrimas, el profesor volvió a salir se regresa al salón me ve tal cual, sobajándome, se ríe y vuelve a su lugar, en eso le dijo, sabe que profesor respecto a lo de ayer, y se vuelve a burlar, fue cuando me levanto le aviento mi playera”.
Tras la agresión contra el docente, Manuel y su hermana narraron que fue un docente de la institución quien los auxilió a salir del plantel, pues había un grupo de al menos ocho administrativos que los pretendían agredir.

“No sacaron resguardados porque nos querían atacar, eran más de ocho personas que nos querían dañar”.
Esta semana la UPT se encuentra en periodo de asueto administrativo, por lo que será el lunes que el consejo de la institución sesione y determine qué procede con Manuel.

“Realmente yo ya veo baja definitiva y de todas maneras, si ellos me permitirían regresar a la universidad no lo haría, ¿por qué?, porque ya están muchos coludidos y me harían caer sí o sí más adelante, que cuando vaya en sexto, que cuando me quera ir de intercambio, no me lo van a permitir”.
Pese a esto, el alumno pide justicia, pues señala que su caso ha dado valor a compañeros de la institución que han sufrido acoso, bulliyng y humillaciones.

“Realmente les pediría a la SEPH que hiciera justicia, ¿por qué?, porque ahorita fui yo, pero más adelante quien va a ser, tal vez una persona que no tenga los recursos, ni el apoyo necesario de sus padres, de sus familiares, de sus amigos, para que, para que se termine suicidando, eso no es un juego”.
Y reconoce nuevamente que “no fue la forma correcta, lo acepto, pero en donde esta esa justicia para mi esos daños mentales que provocó en mí, porque trunco por un momento mi vida ya que ahorita voy a tener que estar tomando terapia, porque no me siento bien para seguir manteniendo mis estudios”.

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