Fueron más de 40 muertos y alrededor de 200 personas lesionadas, las cuales dejó una de las tormentas más grandes en la historia de Pachuca. “Los ríos de lodo que llegaron a una altura de 1 metro y medio en el barrio comercial, invadieron las casas y provocaron la destrucción de mercancías valuadas en cientos de miles de pesos”, relató para el periodico Excelsior el reportero Carlos de Negri, un día después de los estragos.
La inesperada tragedia ocurrió el 24 de junio de 1949; hoy, a 76 años, la ciudad de Pachuca y todo el estado Hidalgo enfrentan nuevamente un temporal de lluvias intensas que no ha parado desde la semana anterior. Aunque lejos de llegar a aquella catastrofe, las autoridades mantienen el monitoreo, vigilancia y los operativos para realizar las acciones que prevengan y eviten daños mayores.
En aquel año, de acuerdo con los relatos periodísticos y la recopilacón de testimonios señalaron que la fuerte tromba ocasionó grandes volúmenes de escurrimiento hacia la ciudad Pachuca atravesando por el Río de Las Avenidas que, como consecuencia de la falta de mantenimiento al cauce junto con el arrastre de materiales provocó una reducción de la capacidad de conducción y posteriormente su desbordamiento.
Los niveles del agua alcanzados en ese entonces fueron superiores a los 2 metros de altura. La inundación dejó severos daños materiales y pérdidas humanas que al final se estimaron en cerca de 64 defunciones, y varios desaparecidos. El agua arrasó con parte del centro histórico, viviendas, comercios, autos, postes, árboles, todo a su paso.
Era viernes y el reloj marcó las 6 de la tarde. Las nubes grises cubrieron el cielo de la Bella Airosa. Segundos después, la lluvia comenzó y conforme las manecillas avanzaban esta se fue intensificando. La intensa lluvia se prolongó por más de 30 minutos. Pero fue tanta la fuerza que bastó en tiempo para romper el dique en el Río de las Avenidas. El agua, lodo y escombros avanzaron sin control hacia el centro de la ciudad.
En su camino, la tromba arrasó con personas, autos, árboles, bardas y materiales. El agua comenzó a entrar en las casas y los comercios del mercado Benito Juárez. El flujo siguió su camino por el jardín de La Constitución donde arrolló los puestos de comerciantes y se estrelló contra las viviendas de la calle Mina.
Los primeros reportes hablaron de un desbordamiento en la presa de Jaramillo, cuyas aguas habían provocado la inundación en Pachuca. Sin embargo, los mismos servicios de la Cruz Roja enviaron brigadas a la presa y aseguraron la obra se encontraba intacta pese de la enorme presión del agua.
De acuerdo con los relatos periodísticos, reportaron 9 presos ahogados quedaron atrapados en sus celdas. El periodista del Excelsior, Carlos Denigri comparó los granizos que cayeron esa tarde como huevos de paloma. Los daños fueron a decenas de vehículos, mismos “que fueron arrastrados por los torrentes de las calles principales y lanzados contra los postes de alumbrado y los muros. A la media noche, más de 80 medios del personal de la cruz Roja, 40 de Pachuca y otros tantos de Tulancingo seguían buscando cadáveres en el fango que se había metido a las calles”, se lee en la publicación del sábado 25.
Por su parte, la prensa local contabilizaba un total de 55 personas fallecidas; la mayoría locatarios del mercado Benito Juárez, quienes tratando de salvar su mercancía no lograron escapar a tiempo. Asimismo, se confirmó, a las 9 personas privadas de su libertad quienes murieron dentro de sus celdas. Testigos señalaron algunos cadáveres pasaban flotando en el agua, otros aparecían entre el lodo. Hubo varios que estuvieron en calidad de desconocidos o desaparecidos, por lo que el conteo se volvió incierto.
El día más triste
Angustia, desesperación e impotencia son algunos sentimientos de los sobrevivientes. El periodista Juan Sánchez Cabrera, recopiló algunos testimonios para su publicación en la conmemoración de los 50 años. Sánchez Cabrera refiere que la cifra de fallecidos rebasó los 300, entre mujeres, hombres, niñas y niños.
El licenciado Rodolfo Medina propietario de la bolera “Grenfell” recuerda que “estaba en la puerta de la bolera y desde ahí vio cómo una nube tan negra cubría el cielo “y en cuestión de minutos empezó a llover, después fue espantoso”, señala.
Relata, la tromba avanzó hacia el Cerezo y con la madera de la Compañía Minera y la basura en las calles se formó un dique, que reventó atrás del mercado Benito Juárez. “Los primeros muertos fueron los comerciantes de La Cuchilla y los presos en la Barandilla y en las Comisiones; las calles de Hidalgo, Zaragoza y Allende se volvieron un enorme río que a su paso se llevaban todo”, dijo.
Recordó, en el viejo Hospital Civil había tendidos en los pasillos cuando menos 100 cadáveres, y cientos de personas esperaban que un individuo, manguera en mano, lavara el lodo de la cara de los muertos para identificar los cuerpos.
El señor Eduardo Bejos, un comerciante quien tenía entonces 17 años relató, “fue una cosa horrible, la más grande tragedia que haya visto” y calculó que fueron por lo menos 1,000 personas las que murieron arrastradas por la fuerza del agua, en las calles de Hidalgo y Matamoros principalmente; “la ciudad estaba desquiciada, la tragedia rebasó a las autoridades”.
You must be logged in to post a comment Login