La digitalización y la constante exposición a contenidos extranjeros están transformando la forma en que las infancias se relacionan con las tradiciones mexicanas. Rumbo a la próxima celebración del Día de Muertos en Pachuca, en las aulas los maestros observan con preocupación cómo las festividades nacionales pierden atractivo frente a celebraciones como Halloween, impulsadas por el cine, las series y las redes sociales.
La maestra Alba Luisa Jiménez del Ángel, quien imparte primer grado en la primaria Plan de Guadalupe, señaló que “las infancias sí se han empobrecido de alguna manera en el hecho de valorar las tradiciones mexicanas”. Explicó que los niños “tienen más acceso al Halloween, animaciones de calabazas, de zombis, que a cosas como catrinas o papel picado; esto no está digitalizado para jugar en la computadora, como sí lo están otros contenidos”.
Desde el ámbito preescolar, la maestra María Fernanda Merlos Parodi, directora del centro educativo CEDAI Las Ardillitas, comparte la misma preocupación. “La tecnología nos puede servir como herramienta para ampliar nuestras posibilidades, sin embargo, en general las niñas y los niños ya no muestran tanto interés por los juegos y las tradiciones”, advirtió.
A pesar de ello, ambas se empeñan en que sus alumnos conozcan y disfruten las costumbres del Día de Muertos desde temprana edad.
“Con los niños trabajamos la motricidad fina al hacer calaveritas de papel o panes de muerto con plastilina, donde ellos moldean y decoran las piezas. Además, toda la escuela participa en la elaboración de un altar colectivo: a cada grupo le toca aportar algo distinto, desde el papel picado hasta la comida tradicional”, relató Luisa.
Fernanda Merlos detalló que en su institución, se preparan durante semanas para mantener viva la conmemoración del Día de Muertos en Pachuca. “Comenzamos a platicar con los pequeños sobre esta tradición, leemos libros, adornamos la escuela y realizamos juegos para que conozcan los elementos de las ofrendas”, explicó. A través del juego, dijo, “intentamos eliminar el miedo que algunos tienen por las calaveras y les enseñamos sobre el cuerpo humano y nuestro esqueleto”.
Luisa por su parte aseguró que la intención es que los pequeños “tomen gusto por lo que se pone en el altar, por los dulces y por la historia detrás de cada elemento”. En su grupo, incluso utiliza lecturas como Juana y la Muerte, del acervo de la SEP, para introducirlos en la comprensión de la muerte desde una mirada cultural.
En “Las ardillitas” cada año, las familias colaboran con los materiales para el altar y participan en un festival donde los niños se disfrazan de calaveras, hacen experimentos, cocinan pan de muerto y comparten chocolate caliente. “Nos encanta responder sus preguntas y ver cómo se involucran. Algunos se sienten atraídos por el Halloween, pero en lugar de rechazarlo, lo usamos como punto de partida para acercarlos a nuestras tradiciones”, añadió la directora.
Para ambas docentes, la escuela es uno de los pocos espacios donde los niños aún pueden acercarse de manera activa a la cultura mexicana. “En mi experiencia, permitir que participen en estas actividades genera sentido de pertenencia y un aprendizaje que permanece a lo largo de su vida”, afirmó Fernanda Merlos.
Luisa coincidió: “Es necesario que desde las aulas se siga fomentando el amor por nuestras raíces, porque si dejamos que las pantallas ocupen ese lugar, las tradiciones que nos identifican podrían desaparecer”.
Ambas maestras consideran que el reto no es eliminar la tecnología, sino equilibrarla con experiencias vivenciales que mantengan viva la conexión con la historia y la identidad nacional. “A veces la escuela es el único lugar donde las niñas y los niños tienen un acercamiento real a nuestra cultura”, concluyó Merlos Parodi, “y es nuestro deber como docentes preservar esas celebraciones para que sigan existiendo en las próximas generaciones”.
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