A las casillas llegó la ciudadanía. Diferentes edades, complexiones, vestimentas. En compañía o solos, pero con un objetivo: hacer valer su derecho al voto.

Jornada electoral permeada por la ausencia de conflictos

Algunas casillas fueron ubicadas dentro de edificios escolares u oficinas administrativas o de gobierno donde, si bien no se resentían las altas temperaturas del exterior, el calor del momento siempre estuvo presente.

Algunos funcionarios de casilla se empeñaban en querer buscar una sombra, sin éxito. No podían abandonar el sitio: su compromiso fue, es, con la ciudadanía… con la democracia.

El común denominador fue el desarrollo de una jornada electoral permeada por la ausencia de conflictos o incidentes graves. Al menos en eso coincidieron elementos de seguridad pública municipales y estatal consultados a lo largo de la jornada en cada una de esas demarcaciones.

Unos adscritos como “fijos” en alguna casilla y otros involucrados en recorridos para atender cualquier situación que pudiese haber surgido. Lo dijeron: “todo está en calma, ojalá así siga”.

En todas las casillas visitadas se pudo apreciar también la preocupación por mantener las medidas sanitarias delineadas por el sector salud para evitar el incremento de contagios covid.

Fuera de la apertura de algunas casillas minutos después de las 8 de la mañana por el armado de la infraestructura, por la tardía llegada de alguno de los miembros o incluso por su falta, no hubo mayores contratiempos. A las casillas llegó la ciudadanía.

Diferentes edades, complexiones, vestimentas. En compañía o solos, pero con un objetivo: hacer valer su derecho al voto. Como Guadalupe Escalante, en Zapotlán, quien se sintió orgullosa por haberlo hecho “libremente y sin ningún tipo de presión”, o Lady Zárate, en Tizayuca, quien llevaba en brazos a su pequeña y para quien resultó “muy bueno tener la oportunidad de elegir y que podamos transmitir eso, en este caso yo a mi hija”.

Juan Raúl González, en su oportunidad y desde Zapotlán, reflexionó sobre la fecha y el porvenir del estado, hay que participar y esperar para ver qué es lo que la mayoría decide, ver si habrá un cambio y si seguimos con lo mismo, “a ver qué sucede”.

Rodolfo Eduardo Alcántara Castro, de 29 años, fue claro, poder votar es una decisión y “la expresión de cada quien vale mucho y debemos exigir nuestros derechos para que se cumplan”.

Acudió a la casilla 1445 en la comunidad de Santiago Tlajomulco, municipio de Tolcayuca, fue trasladado en un vehículo por un tercero que lo dejó justo en el acceso al sitio y regresó por él más tarde.

Pese a su visible problema de movilidad ingresó solo, apoyado en su andadera para cumplir con su obligación ciudadana.

Le facilitaron el proceso: para evitar que se trasladara hasta su mesa le acercaron la documentación, una mampara, la boleta y el marcador para hacerlo.

También le ayudaron a depositarla en la urna respectiva. En la puerta de entrada hay una persona preguntando por él, que si ya había salido.

Alguien le dice que le están colocando la tinta indeleble y que ya está en camino. Un hombre sentado en una banca frente a la casilla dice ser de Morena, se queja y señala al preocupado sujeto; asegura que ha estado acarreando gente para votar.

Alguien le saca de su error, le explican que es la persona que traslada a Rodolfo y le reclaman sus comentarios y falsos argumentos.

“Debería tener más cuidado con lo que dice, por eso luego hay conflictos”, le espetan. El hombre no responde, dice que por eso preguntó.

Nadie le cree porque lo escucharon, hizo una falsa afirmación y señaló a alguien porque a él le pareció que hacía algo indebido.

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